Adentrándonos en Portugal y siguiendo el Tajo hasta casi su desembocadura, en pleno Ribatejo, nos encontramos con una peculiar ganadería asentada en la localidad de Vila Franca de Xira; Canas Vigouroux.
El día amanece encapotado, los pupilos de Pedro Canas Vigourox se muestran inquietos, ¿Son los cambios climatológicos en una primavera a destiempo lo que les agita? o ¿Es por qué, el que les cuida normalmente lleva varios días sin aparecer? Uno de los sementales “Pintobarreiros” propinó varias cornadas a su campinho Joaquim Manuel Sardinha Mendes en un saneamiento, “Es lo que pasa por tener exceso de confianza con estos animales, estábamos apartando varias vacas y un semental para sanear, se dio la vuelta, no lo vi y…” gracias a dios el milagro sucedió una vez más, hoy está para contarnos la anécdota y con ganas de volver a realizar sus labores cotidianas.
Siguiendo el camino que parte en dos la finca “Herdade do Emaús” y bajo la vigilante mirada de sus toros, nos espera Pedro Canas Vigouroux. Su historia ganadera es de lo más peculiar, se hace ganadero casi por casualidad. Un amigo de sus padres, Antonio Cabral de Ascensão, sabiendo su gran afición por la tauromaquia, le regala 25 vacas de encaste Pinto Barreiros y un semental, con la condición de inscribirse en la Asociación de Criadores de Toros de Lidia.
Un año después, para ampliar su ganadería, adquiere a Simão Malta 20 eralas origen Pinto Barreiros y 10 jaboneras de encaste Veragua de la antigua ganadería Faustino de Gama, que a su vez provenían de la ganadería del Rey de Portugal. “El trato para comprar las 20 vacas Pinto Barreiros era llevarme las otras 10 jaboneras, acepté y pensé en eliminarlas, las tentamos todas y fueron muy bravas, las llevé por separado, curiosamente estos Veragua jaboneros son los que hoy hacen diferente nuestra ganadería”.
En las 240 hectáreas de “Herade do Emaús” la convivencia se hace complicada, los jaboneros Veragua se llevan bastante mal con sus hermanos “Pintobarreiros”, el ganadero ha pensado en castigarlos y separarlos en distintos cercados, como si de niños se tratase.
Los toros corretean acariciando la suculenta hierba, el pasto que ofrece esta finca es muy rico en sal por su cercanía con el río, a lo lejos la central termoeléctrica muestra su silueta, es curioso que en un espacio tan reducido se intercambien dos formas de vida tan diferentes, que con toda seguridad, si los toros de Pedro Canas Vigourox no estuvieran allí, este espacio natural hoy no existiría.
El trapío que presentan los toros es espectacular, “Los Veragua son toros con más volumen, en la plaza son más reservados y duran más, mientras que los otro, en la plaza desarrollan más nobleza, humillan y repiten, tienen menos volumen, pero en general están muy armados de pitones”.
“En la temporada pasada lidié cinco corridas; Lisboa, Alcochete, Santarem, Coruche, Vila Franca De Xira, Moita do Ribatejo , tres toros en corrida concurso y una novillada en Cartaxo. Los resultados han sido muy favorables, en las tres corridas concurso fuimos premiados, dos de ellas por el toro mejor presentado y una por el más bravo. Nos llevamos para casa tres toros que fueron muy bravos y después de tentarlos los hemos aprobado, “Caraco” 406, “Vitoroso” 382 y “Parreira”. A “Caraco” y a “Vitoroso” tuvimos la suerte de fotografiarles en el campo.
Todos los toros los han lidiado en corridas de rejones, en Portugal apenas hay corridas a pie, pero tienen la suerte de poder llevárselos para sus ganaderías si les ha gustado su comportamiento. Pedro Canas Vigourox examina a sus vacas pensando en que la próxima temporada parte de su camada pudieran torearla a pie, “Una vez lidié una corrida completa en Consuegra” ojalá podamos ver esta peculiar ganadería otra vez en España.
A pocos kilómetros de allí, en la finca “Herdade do Pombal” se encuentras las vacas. Es una finca de alcornoques muy rica en pastos, el ganadero decidió llevaras allí, porque en “Herdade do Emaus” la pérdida de becerros era un gran problema, quedaban atrapados en los canales de drenaje y no conseguían salir.
Al entrar en el cercado, el semental nos avisa que son sus dominios, la calma se ha roto con el sonido del tractor descapotable que conduce su campinho Luis Pedreira, las vacas corretean hacia un lado y hacia otro, intentan mimetizarse entre los alcornoques, pero sus bellas pieles jaboneras se lo impiden, escenas que nos regala el campo portugués difíciles de olvidar.
Un poco más arriba, en un cercado de mayores dimensiones, se encuentran las vacas Pinto Barreiros y con ellas el semental cárdeno protagonista de la desagradable cogida a Joaquim Manuel.
Con admiración nos despedimos de Pedro Canas Vigouroux, dándole la enhorabuena por mantener este reducto tan singular. El Tajo seguirá contemplando desde su balcón de lujo la belleza de sus toros y los aficionados disfrutando de su bravura.
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